domingo, 13 de septiembre de 2009

Mudanza del pensamiento


Tan solo la luz de una consumida vela alumbraba aquellas palabras escritas a pluma.
Una única hoja amarillenta por el paso del tiempo que se hacia pequeña, un soporte insuficiente donde plasmar mi amplio pensamiento.

Los recuerdos que en unas horas ya no vivirian en mi cabeza, la mudanza era inmediata y las maletas repletas de momentos vividos residian en la entrada, a la espera de una marcha inminente.

" Se dice que uno de los peores momentos dentro del pensamiento, es olvidar el rostro de alguien".
Podriamos decir también que el antoganista de este hecho viste corbata y es un elegante tiempo.
Cruel para otros cuando la pajarita ahoga.

Sentado sobre esa silla de madera y con el mar de fondo, mi pensamiento fluía en calma, tranquilo como la brisa marina, como la velada mas romantica.

El tiempo apremiaba y cada minuto que pasaba me advertía de que el candado o mejor dicho el telón, estaba a punto de cantar su final.

" Desde tiempos inmemorables las personas hemos podido plasmar nuestras ideas, pensamiento e imaginación en un papel o en cualquier soporte que para ello sirviera".

Para mí aquel regalo tan maravilloso estaba a punto de comenzar su conclusión.

Por alguna razón, aquella noche, a pluma y papel, había decidido conducir mis pensamientos hacia una hoja, para que algunos afortunados pudieran leerme,imaginar a uno de los primeros humanos afectados por el "no pensamiento". Aquel virus sin vacuna que mudaba el pensamiento hacia lugares desconocidos y eran reemplazados por otros nuevos.

A lo mejor algún día alguien me hará leer mis letras, me hará vivir mi vida desde un folio, me hará entender que antes pensaba, decidia, actuaba por cuenta propia y sentia por sentimientos.

Recordaré que un día de verano me sente en una silla y con una pluma escribí quien era.

Entenderé por que dejé de ser yo y me hará recordar quien era antes.

Algo de quien era quedará guardado en un baul, en las manos de mercaderes que negociaran con relatos fantasticos, vendidos.

Puede ser que un día, el candado o telón que me cegó el pensamiento, decida abrirse, dar la conclusión por acabada y reabrir un nuevo comienzo, el título de una nueva vida.

Cuando todo eso ocurra sere yo quien guarde ese libro, quien cada noche a la luz de esta misma vela lea unas líneas, para no olvidar quien soy, para no cambiar nunca.

1 comentario:

motero dijo...

Un relato impresionante, que podria interpretarse d muchas formas. Una muy buena reflexion sobre la vida y sobre el problema de no encontrarse, sea por el motivo q sea. A seguir asi